LXXIII
Soy débil. Tengo que admitirlo. Me dejé convencer. Anoche, de forma inesperada, acepté la invitación de Santiago y sólo porque no me dio tiempo de pensarlo.
Como siempre, se portó de forma impecable y lo más extraño fue que me ofreció una explicación sobre la novia-exnovia.
Comenzó diciéndome que esto de “mí” era algo que no estaba buscando, que no podía dejar de pensar en mí y que quería conocerme en serio. Me contó que esta chava con la que salía era alguien famoso (¡auch!) y que por eso había llamado tanto la atención, pero que había sido algo pasajero para “curar” el proceso de separación de su esposa.
También me relató su matrimonio y su divorcio y por primera vez en mucho tiempo yo callé la mayor parte de la noche.
– Sé que es mucho que procesar, pero entenderás que todo esto no se cuenta en la primera cita, es demasiado… personal – me dijo mientras tomaba tímidamente su copa.
– Entiendo – y de verdad entendí.
Así que después de esta noche, Santiago volvió a la competencia. Al parecer va con todo y yo, no pude evitar sentirme feliz.